Como parte de mi regreso a la vida de trabajadora que tenía aparcada y ha sido una vuelta a lo grande.

Con historia emocionante y todo.

Estaban sentados detrás de mi. Ella parecía sobrepasar la cuarentena, él tenia una voz interesante, casi radiofónica. Ella le decía que nunca lo habia pasado tan bien y tan mal a la vez. Hablaban de esa segunda oportunidad que la vida les ha dado a los dos, despues de fracasos, de un hombre al que nunca acompañaba ella, y de una mujer, en el caso de él, con la que da 'apuro' cruzarse ahora por el barrio.

8 paradas. Un trayecto que me ha servido para conocer parte de su vida, y por segundos deseaba darme la vuelta y mirarles a la cara, mientras se decían cosas tan bonitas, y tan llenas de verdades cuando solo eran las 9 de la mañana y medio autobús dormitaba con el mp3 en la oreja, y el otro medio leía el periódico, lleno de noticias tristes. Lo que se estaban perdiendo. La ilusión por lo nuevo viajaba en el asiento de atrás.

No podía dejar de escucharles.

Ella es feliz pero tiene miedo. Hasta ahora siempre se ha divertido sola, ha viajado sola...y ha pasado los domingos sola.

Él dice que será duro, pero que 'todos' se irán acostumbrando a ella, y que es cuestión de tiempo, pero que no se arrepiente de nada. De vez en cuando se besan y me los imagino cogiéndose la mano mientras hablan.

Me tienta darme la vuelta pero me gusta más seguir allí escuchando una de esas historias tan apasionantes que solo pasa en 'mi autobús'. Una historia de segundas oportunidades y de amores encontrados cuando ambos creían que ya era tarde para casi todo.

Llega su parada que casualmente es la mía tambien. Se bajan y por un segundo estoy tentada otra vez en mirarlos para acordarme de sus caras, y recordar así su historia.

No lo hice. Les dejé ese misterio para ellos, porque se merecen ser solo eso. Voces. Solo se que hablaban en gallego, y que desbordaban ternura, de esa que algunos llevan guardando muchos años y que por fin pueden dar a quien tienen al lado.

Eran solo dos voces, dos vidas, y una segunda oportunidad.

Así que en el casi-día de 'sus' letras, me quedo con su regalo, con sus palabras.