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Se te sale la vena
Te pierde la furia

Se te va la cabeza

Cuando se pierden las maneras, casi siempre se pierde la razón.

Masha desde su planeta inteligente, me ha hecho reflexionar en voz baja, así que ahora me toca hacerlo en voz bien alta.

Ver trabajadores destrozando multas a mariscadoras que tendrán que volver a recurrirlas, perdiendo otra mañana de papelos, peticiones de pensiones para esa mujer que no llega a fin de mes, o expedientes que para alguien, con toda seguridad son importantes, es ver como se pierden las maneras, y como se pierde la razón.

Contaban algunas funcionarias, que casi entre lagrimas, les pedían a los trabajadores que dejaran esos papeles, intentaban quitárselos de los manos, para que no volaran desde la quinta planta, en caída libre, mientras un trabajador se paseaba en el carrito que cada día lleva el ordenanza lleno de expedientes, como si fuese un patinete, y otro alardeaba ufano, sacando a la calle, una alfombra enrollada desde un despacho y plantandole fuego en plena calle.

Los DOGAS y los papeles vuelan y arden, y los funcionarios desde la acera de enfrente, solo pueden mirar. Miran y callan.

Se oyen muy pocas voces de reproche. Hay que alejarse un poco para empezar a oirlas, porque a pie de batalla, casi nadie se atreve a levantar la voz.

Los trabajadores tienen todo el derecho del mundo a manifestarse y a hacer huelga.

No hablo del fondo, ni de las razones. Que las tienen y muchas.

A mi me tiran las formas. Y me quedo hoy, como casi siempre con las imágenes.

Y empieza a haber demasiadas imágenes estos días que no me gustan.

Demasiados detalles que dejan en evidencia que cuando perdemos las formas, lo perdemos todo.

Cada día es mas difícil seguir llamándolos ''compañeiros''.