Historias de amor, de desamor y de kilómetros
Leo en El País la historia de este pobre albatros, un ave marina enfermo de amor, o de desamor que lleva 40 años buscando pareja y que ha acabado a miles de kilómetros de casa. Cuentan que a Albert, que asi se llama, se le ha visto tratando de intimar con alcatraces, otra especie de ave marina, ya que donde vive no hay demasiado donde elegir.
Y para colmo, los expertos -que sabran los expertos de amor y de kilómetros- aseguran que Albert tiene pocas posibilidades de emparejarse en los 70 años que, de media, suelen vivir los ejemplares de esta especie.
Y para colmo, los expertos -que sabran los expertos de amor y de kilómetros- aseguran que Albert tiene pocas posibilidades de emparejarse en los 70 años que, de media, suelen vivir los ejemplares de esta especie.
Y luego está Jose Antonio, que como el albatros Albert, no duda en hacerse sus kilómetros en busca del amor. El fin de semana pasado lo detuvieron cuando iba por una autovia en su silla motorizada, que conduce con la boca, y tapado con su manta a cuadros.
Dijo que se equivocó de carretera en una rotonda, pero eso no es lo mejor de lo dicho por Jose Antonio.
Le contó a los agentes que iba a un puticlú, a donde suele ir a menudo. Él reinvidica su derecho al sexo, 'como cualquier otro tío' y no entiende este revuelo a su alrededor que le ha convertido en famoso en el centro donde reside. Para él es tan normal, hacerse unos cuantos kilómetros en la camilla cada vez que le apetece una alegría que no entiende de que nos asustamos.
Lo que igual no sabe Jose Antonio es que si lo comparamos con Albert y con muchos otros Alberts que revolotean solos por el mundo, su vida es mucho más feliz -y más llena de amor, aunque sea de pago- a bordo de la silla-camilla que la de muchos.
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