Ya huele
Solo era un sábado de abril, pero de repente en la calle empezó a oler a verano.
Bajamos la chaqueta por si acaso, pero no hizo falta.
Porque aunque anochecía lentamente, seguía oliendo a verano.
Y nos quitamos las medias.
Y dejamos la chaqueta en casa.
Y ya nunca dejó de oler
a verano.
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