Nota. Si eres hombre te va a doler.
Nota 2. Si eres delicad@, advierto de que el tema…va de huevos! (…es que decir genitales todo el rato..me queda tan pedante..!)

Esta es la historia de una eficiente responsable centro de estética a la que un cliente le llama para pedir cita para que le depile. ‘’No pasa nada, -le dice ella,- estoy acostumbrada a depilar a chicos’’. Y le pregunta qué se quiere depilar.
Y él le dice ‘todo’.
Y ella le insiste, ‘¿todo-todo?’
Y ahí empieza la duda, porque el cliente quiere que le hagan la cera en todas partes, que no le duela demasiado y que le quiten todos los pelitos.
Los pelitos de los huevos.
Si eres un hombre y estás leyendo esto, seguro que ya notas el dolor.
Ella no lo ha hecho nunca y duda seriamente que se pueda hacer. Y la pobre, llena de dudas, y de preguntas, pero en busca de la eficiencia depilatoria se pone a preguntar a sus conocidas más expertas en huevos, y a conocidos con un par, y a buscar en Internet, y a preguntarles a colegas de profesión, y sobre todo, a intentar averiguar como se podría tirar sin hacer daño. ¿Hacia arriba? ¿haciendo vacío?¿un tirón fuerte hacia fuera?

¿y como agarrarlos sin dolor? (y sin que le de la risa floja)

Tras un trabajo de campo infructuoso absolutamente, al no encontrar voluntario que se quiera dejar ‘hacer unas pruebitas’ ni gratis, ni por cariño, ni pagando y la constatación de que científicamente no es que sea imposible, ‘pero mejor no probar’, el cliente acude a su ‘’sesión’’ el día establecido.

La eficiente responsable del centro de estética le deja las piernas como el culito de un bebé; y el culito, como el culito de un bebé.
Y le regala una maquinilla desechable.