Esta tarde he ido a pasear y he pensado en todas esas cosas que te diría si pudieras oirme.

Si pudiera verte esa carita que por ahora solo se intuye.

Te diría que no sabía cuanto te deseaba, cuanto te quería hasta que supe que estabas ahí, creciendo poco a poco, semana a semana, mes a mes.

Te diría que aunque no estés aquí conmigo, para mi ya lo estás.

Porque llevamos mucho tiempo juntas, y no hemos hecho 'más que amigas'.

Aunque no te haya visto, ya se cuando duermes o cuando estás en la hora de jugar.

Te diría que te espero.

Que soy demasiado impaciente.

Y que 40 semanas son demasiadas porque tengo, tenemos aquí, al otro lado, mucho para darte.

Que vengas pronto, o mejor, que vengas cuando quieras.

Que este lugar que te espera es mucho más caliente, y más lleno de cariño que donde estás ahora, aunque no te lo creas.

Que no te he visto, ni te he olido, ni te he tocado, pero te he sentido como si lo hiciera casi a diario.

Cuando tú quieras, aquí estamos para darte todo lo bueno que llevamos meses guardando para ti.

Te diría tantas cosas, que mejor te las digo, porque aunque no levante la voz, y las diga solo en voz baja, para ti y para mi, se que me oyes, y por eso, hoy, no me las puedo callar.

Foto de www.lms.ca

Fue todo un acontecimiento.

Estuvimos en la ventana un buen rato, oliendo la lluvia, ese olor que ya casi ni recordábamos.

Vimos comos se iba mojando la calle, las aceras y los coches aparcados.

Luego se hizo de noche y la lluvia brillaba debajo de las farolas.

Eso fue ayer, y hoy sigue lloviendo.

Ya no recordaba lo que era esto de mojarse los pies, mojarse el bolso y mojarse hasta la barriga.

Todo llega.

Si ha llegado la lluvia, después de tanta espera, es que todo llega.

Aunque a veces la espera se nos haga demasiado larga.

Seguramente sí.
Seguramente en cuestión de minutos, el destino decide encallar un barco, romper un tanque, conectar a dos desconocidos o hacer que alguien se olvide de pisar el freno de un coche cuando entra en una recta.

Hubo una generación a la que le gustaba preguntarse aquello de '¿donde estabas tu el día que murió Franco?' y luego otra a la que siempre le preguntan en los aniversarios, cada vez menos celebrados lo de '¿Qué hacías tú el 23-F?'
Yo esta mañana he recordado-una vez más- donde estaba, donde estabámos aquel 13-N.

Y recuerdo un día horrible, de muchísima lluvia, alerta de temporal y una mañana buscando a no se que sospechosos de no se que suceso que acabó metidos en un bar esperando a que parara de llover, porque el agua inundaba las calles y el viento la removía, calando completamente la ropa.

Así que al rato, el tema del día era aquel temporal que llegó casi de repente. Y empezamos a buscar desperfectos y coches atrapados en los tuneles. Y luego oímos lo de aquel barco.

Hay a quien no se le borrará nunca el sambenito de pronunciar la mítica frase , típica de Murphy, el de la ley, de 'esto pasa cada dos por tres, sois unos exagerados, ya vereis como no es nada'...Una frase que recordamos muchos meses, mientras llevábamos en el maletero las botas negras, los monos y el pantalón de aguas, al que aún, 5 años despues, no le han salido las manchas de chapapote, como si de heridas de guerra se trataran. Una frase que despues de miles de imagenes, de dias de mil horas, y de recuerdos dificiles de olvidar, era casi como una premonición de que algo malo acabaría pasando.
Ahora, ya han pasado cinco años. Cinco años más viejos, o solo más mayores, o puede que más maduros.
Cinco años que parecen un mundo, y que dan para pensar en cuánto hemos cambiado, y cuánto queda de como éramos entonces, y que hacen darse la vuelta, casi con nostalgia, mirar aquellas fotos del barco rompiéndose por la mitad, y todo lo que vino después, y preguntarse ''¿Donde estabas tú el 13-N??''.